PROBLEMAS DEL TALÓN
Talones agrietados / Deformidad de Haglund
Talones agrietados
La Xerosis es uno de los problemas más comunes en podología.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Se trata de la primera barrera que se encuentra un microorganismo. Por lo tanto, esta debe encontrarse hidratada y cuidada para mantener su elasticidad y firmeza.
Esta tiene diferentes características dependiendo de la zona del cuerpo en la que nos encontremos. En este caso, si hablamos de los pies, la piel es mucho más gruesa ya que tiene más células adiposas que le confieren una mayor amortiguación para soportar todo el peso del organismo.
Cuando no le conferimos a la piel la suficiente hidratación, esta comienza a «romperse». Los talones son una zona de mucha presión y fricción, por lo que son los que más sufren este problema.
Factores que los producen:
Enfermedades
- Diabetes
- Problemas circulatorios
- Enfermos con cáncer tratados con quimioterapia
- Sobrepeso
Calzado
- Tipo de suela
- Amortiguación
- Transpiración
- Sandalias con talón descubierto
¿Cómo podemos solucionar este problema?
Para combatir este problema es necesario acudir al podólogo para que le asesore con una correcta hidratación y un calzado adecuado.
A este problema no se le suele dar la relevancia que realmente tiene. La mayoría de personas lo ven «normal» o están acostumbrados a ello, pero hay que saber las consecuencias que esto puede generar y la importancia de cuidarse la piel de nuestros pies.
Deformidad de Haglund
El síndrome de Haglund es una de las causas de atrapamiento posterior del tobillo. Existen varias teorías sobre su patogenia. Según algunos autores, la contracción continua del complejo gemelo-sóleo produce un atrapamiento del tendón Aquileo y la Bursa retrocalcánea contra una tuberosidad posterosuperior del calcáneo aumentada de tamaño.
Otros autores postulan que el proceso comienza por una rigidez externa en el talón, que comprimiría la Bursa retroaquílea contra el hueso; la tuberosidad calcáneo aumentaría de tamaño como respuesta a la irritación crónica, y a su vez vuelve a comprimir la Bursa y el tendón Aquileo, provocando así un ciclo de agresión-respuesta a la agresión-nueva agresión.
Factores predisponentes
- Calzado ajustado. De hecho, Patrick Haglund, el cirujano ortopédico que describió por primera vez este síndrome en 1928, destacaba la elevada prevalencia de este entre la «gente culta», pues usaban un calzado muy ceñido para jugar al hockey y al golf.
- Un arco plantar aumentado.
- Un tendón demasiado tenso y cualquier otra situación que favorezca la fricción entre el tendón y el hueso.
La deformidad de Haglund es una alteración en la morfología del calcáneo, que forma una prolongación ósea vertical en la tuberosidad posterosuperior.
Sintomatología
El síndrome de Haglund produce una sintomatología orientativa, con un característico aumento de partes blandas en el talón, dolor focal en la inserción del tendón de Aquiles y dorsiflexión dolorosa del pie.
Diagnóstico
Habitualmente el estudio radiológico comienza y termina con la radiografía lateral de tobillo, sobre todo si se aprecia una deformidad de Haglund y alteración en la grasa de Kager. La RM se suele reservar para casos que no mejoran con el reposo o dudosos.
El hallazgo clásico es la tríada tendinitis aquilea, bursitis retrocalcánea y deformidad de Haglund. También se puede apreciar líquido en la Bursa retroaquílea. El tendón de Aquiles está engrosado en su inserción y su afectación puede incluir la degeneración mucosa o la rotura parcial. Como tendinitis insercional, no es raro apreciar edema óseo en la región posterior del calcáneo.
En el diagnóstico diferencial se debe incluir la xantomatosis (produce un engrosamiento parecido del tendón de Aquiles), algunas entesitis (como el síndrome de Reiter), y las artritis gotosa y reumatoide, que pueden provocar un aumento de partes blandas similar.
Tratamiento no quirúrgico
El tratamiento no quirúrgico de la deformidad de Haglund apunta a reducir la inflamación de la Bursa. Mientras estos métodos pueden solucionar la bursitis, no reducirán la protrusión ósea. El tratamiento no quirúrgico puede incluir uno o más de los siguientes métodos:
- Medicación: Los medicamentos orales antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
- Hielo: Para reducir la hinchazón, aplique una bolsa de hielo con una toalla fina sobre el área afectada. Use el hielo durante 20 minutos y después espere cuando menos 40 minutos antes de volver a aplicarlo nuevamente.
- Ejercicios: Los ejercicios de estiramiento ayudan a aliviar la tensión del tendón de Aquiles. Estos ejercicios son especialmente importantes para el paciente que tiene un tendón tenso.
- Elevadores de talón: Los pacientes con arcos elevados pueden encontrar que los elevadores de talón, colocados dentro del calzado, disminuyen la presión sobre el talón.
- Almohadillas de talón: Colocar una almohadilla dentro del calzado amortigua el talón y puede ayudar a reducir la irritación al andar.
- Modificación del calzado: El uso de calzado de talón descalzo o con un dorso suave, evita o minimiza la irritación.
- Terapia física: A veces es posible reducir la inflamación con ciertas formas de terapia física, como la terapia de ultrasonido.
- Dispositivos ortopédicos: Estas plantillas a medida para soporte del arco son útiles porque controlan el movimiento en el pie.
- Inmovilización: En algunos casos puede ser necesario enyesar.
Este cuadro suele ceder con el tratamiento médico conservador. Si a los 6 meses no lo ha hecho, se plantea el tratamiento quirúrgico.
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